En 1998, Peter Roach (lingüista) escribió: “Los hablantes de algunas lenguas parecen parlotear muy rápido, como metralletas; otros idiomas, en cambio, suenan más lentos y pesados”. Hace unos mesos un grupo de lingüistas intentó cuantificar la observación de Roach. Analizaron el discurso de 59 sujetos, los cuales leyeron en voz alta los mismos 20 textos en 7 idiomas. Hallaron que en japonés y en español, idiomas que suelen describirse como “rápidos”, se pronunciaba el mayor número de sílabas por segundo. El idioma “más lento” fue el chino mandarín, seguido de cerca por el alemán.
Los investigadores de la Universidad de Lyon calcularon además la densidad de información por sílaba en cada uno de los 7 idiomas, para lo cual compararon con un octavo, el vietnamita, que emplearon como referencia. Sus resultados indican que, en promedio, una sílaba en castellano contribuye sólo a una pequeña fracción del significado total de la frase. En cambio, una sílaba en chino mandarín parece codificar una mayor cantidad de información, probablemente debido al carácter tonal de dicha lengua.
Los autores conjeturan que, a pesar de la enorme diversidad de las lenguas habladas en el mundo, puede que todas ellas comuniquen información a velocidades muy similares, un fenómenos que tal vez guarde relación con las capacidades de percepción humanas. En los años 60, Noam Chomsky, postuló la existencia de una gramática universal, una hipótesis según la cual todos los idiomas compartirían una serie de estructuras abstractas comunes.