Las autoridades sanitarias han añadido un elemento más a la larga lista de riesgos que conlleva el consumo de cocaína: la púrpura, una erupción cutánea causada por hemorragias internas de pequeños vasos sanguíneos. Dos estudios recientes han documentado casos de cocainómanos que acudían al servicio de urgencias con zonas de piel ennegrecida y necrótica en las orejas, rostro, tronco o extremidades. La dolencia causa cicatrices y a veces exige una cirugía reparadora.
La erupción está causada por un medicamento antiparasitario de uso veterinario, que se ha convertido en la sustancia más habitual para diluir la cocaína que llega a U.S.A. desde Ámerica del Sur. El medicamento, denominado levamisol, se había autorizado en el pasado para tratar el cáncer, pero luego se prohibió debido a sus efectos secundarios. Tres cuartas partes de los ladrillos de cocaína incautados por la DEA contienen levamisol.
También despierta preocupación otro de sus efectos secundarios: una reducción de los niveles de neutrófilos que puede resultar mortal. Los médicos sospechan que ambos efectos constituyen reacciones alérgicas al medicamento. En una de ellas, el sistema inmunitario ataca la piel , mientras que en la otra, ataca a la médula ósea. Puede que los traficantes añadan levamisol a la cocaína para abaratar el precio de la droga pura y para potenciar su efecto estimulante. Los médicos, están aprendiendo a detecgtar más pronto la erupción cutánea.